RIZOMA Y ESTRUCTURA

ALEXANDER RODRIGUEZ BOLIVAR

La modernidad emerge desde la ruptura de un orden social en el que la visión, misión y perspectiva de los sujetos se encuentran específicamente determinados, es en la edad media cuando éste ambiente asegura en el ser humano la fijación de sí en el orden de las cosas del mundo que se le presenta, la edad media más allá de la idea de una ciega oscuridad de la vivencia cotidiana, se vivía entre certezas indestronables, referencia de un mundo nítido en el sentido de su existencia; esto no solo a un nivel político y económico, en donde si se tenían claras las lealtades a las que se afiliaba no se tenía porque temer incluso para ir a la guerra, aún mas certeza en lo que se creía y se pensaba. Así mismo las relaciones sociales se caracterizaban de tal manera que cada cual entendía su lugar en cada estamento y su función, al tiempo en que se reconocía lo que la gente esperaba de sí mismo también sabia que esperar de los demás. Un estado de seguridad social por el cual se mantenía un orden social definido. La libertad entonces se pensaba como la capacidad de discernir las lealtades y el tener “pie firme” frente al pecado y lo que la iglesia presentaba como la tentación, así el sujeto es definido en una estructura que le daba significado a su existencia, participando del sentido común que metódicamente la iglesia fue construyendo, reglamentando e instituyendo en el tejido social, imponiendo la necesidad de sí misma en todas las actividades del sujeto, religando sobre sí todas las actividades políticas, sociales y económicas, fundando de esta manera sentimientos de seguridad y pertenencia que emergen de relaciones frente al señor feudal y el clero que trataban a los siervos con amor y confianza, basándose en la seguridad que les podía ofrecer frente a los peligros exteriores, normalmente miedos inventados, extra terrenales o de falsos enemigos, al tiempo que aseguraba un modo de vida medianamente accequible a todos a través del reparto de las tierras del feudo entre todos pidiendo a cambio una parte de la producción.


Pero la emergencia de una clase mercantil, que se caracteriza por la movilización y el transito de las mercancías, arrasa con un estilo de vida centrado, aislado y vivido en la certeza como el del feudo medieval. Las ciudades estado fomentan el desarrollo de las artes y las ciencias liberales que van a construir una cosmovisión, en la que la libertad, los sujetos y la sociedad cambiaran radicalmente de referentes, los pequeños burgueses comerciantes transitan por los confines del mundo buscando mercancías, ya sea oro, plata o especias, con las cuales satisfacer los gustos de las clases aristocráticas. Las artes, las letras y las ciencias transitaban por circuitos comerciales que llevan a Europa toda clase de nuevas formas de ser, pensar y actuar en el mundo, que socavan la estructura social en la que se mantenía el orden medieval.


La estabilidad económica de la actividad agraria, es subordinada por la lógica de la adquisición de mercancías y del intereses de las nacientes bancas, así mismo los sujetos ya no son referenciados en razón de su origen o el estamento al que pertenecen; la referencia existencial de la vida en el feudo y su relación directa con la forma de producción estabilizaba al sujeto frente al orden de las cosas y la sociedad, pero en el umbral del renacimiento, un gran flujo de capital se encuentra con una creciente población urbana que solo dispone de su fuerza de trabajo mientras que los comerciantes concentran flujos de conocimiento, de capital industrial y capital financiero lo que implica que no hay nada que defina a cada sujeto en particular fuera de su fuerza de producción, en ese momento cualquier trabajador se instala en cualquier taller y puede ser removido en cualquier momento. Así concrece el sujeto como una forma de vida que se piensa ajena al sentido de su vida, de actuar contrariamente a su satisfacción y de desdibujar su ser frente a las dinámicas de la realidad misma.

Pero es en estas condiciones en las que florecen los ideales de libertad, igualdad política y conocimiento que impulsan el desarrollo de las artes, de las ciencias y la producción de las mercancías; al tiempo el sujeto fuera de la comunidad construye una idea de sí, innecesaria en el medievo, que deshace el vinculo que liga a los sujetos a una significación que los referencie como pertenecientes a “algo”, a una comunidad, y van figurando la escisión que enmarca el yo como distinto de los otros y la realidad como efecto fuera del dominio del hombre, ejes que determinaran el rumbo de la modernidad, el abismo entre lo individual y lo social.


Por otra parte la exaltación de valores individuales corroen las estructuras de las comunidad feudal, pero el impetud de libertad amenaza también las recién consolidadas monarquías forjadas al lado de las ciudades estados, si bien los hombres del renacimiento eran protegidos por élites de aristócratas las masas de trabajadores y artesanos se sofocaban ante sus exigencias, esto debido a las ideas de libertad que se fraguaban en el ambiente de la época, como lo explica Erick Fromm:


Las masas que no participaban del poder y la riqueza del grupo gobernante perdieron la seguridad que les otorgaba su estado anterior y se volvieron un conjunto informe —objetos de lisonjas o de amenazas— pero siempre víctimas de las manipulaciones y la explotación de los detentadores del poder. Al lado del nuevo individualismo surgió un nuevo despotismo. Estaban así entrelazadas de una manera inextricable la libertad y la tiranía, la individualidad y el desorden. El Renacimiento no fue una cultura de pequeños comerciantes y de pequeños burgueses, sino de ricos, nobles o ciudadanos. Su actividad económica y su riqueza les proporcionaban un sentimiento de libertad y un sentimiento de individualidad. Pero a la vez esta misma gente había perdido algo: la seguridad y el sentimiento de pertenencia que ofrecía la estructura social medieval.”1


Esta ruptura se expone en varios sistemas de pensamiento como el de Descartes, Kant y Hegel, la libertad con la que el pensamiento moderno encuentra su motor inmóvil, se tropieza con su necesidad de religar al sujeto a la totalidad de la comunidad que promete la seguridad frente a la incertidumbre que genera el pensamiento libre y autónomo que necesariamente aleja al sujeto de las certidumbres del sentido común


Es el caso de Descartes que concibe un yo trascendental donde las capacidades de pensamiento son la base de la existencia, el pienso luego existo es un intento de figurar al sujeto fuera de la comunidad, este intento impone la duda como factor de conocimiento al considerarla una capacidad, la cual no lo hará depender de factores externos, como la iglesia o el gobierno, constituyendo a la subjetividad como el soporte en el que el sujeto desarrollará su vida intelectual y social. Una muestra certera de autonomía en la segunda parte del discurso del método, cae bajo su propio peso ya que la tercera parte argumenta que desde las capacidades del propio pensamiento, la edificación de dios se expone como causa primera y última de la realidad por ser una idea clara y perfecta que se diferencia de las demás, éste es uno de los casos en el que los intentos por pensar autónomamente se deshacen frente al abismo existente entre la certeza y la misma libertad, en el que la primera presenta la tranquilidad del sujeto y la segunda su soberanía.


No muy lejos se encuentra Kant, su antropocentrismo liga bastantes aspectos con los que el hombre puede construirse de una forma direccionada a la materialización de la libertad en el seno mismo de la sociedad, pero al final éste argumento recae, Kant construye todo un aparataje de capacidades racionales en las que el hombre puede determinar su voluntad, a saber desde su autonomía, pero toda direccionada hacia los principios prácticos desde un factum praxis (las acciones) o hecho teórico (los pensamientos) que puedan ser universalizados como imperativos, en esta creación radica su libertad; pero la condición de universalización de éstos depende de la bondad o maldad de tales, así pues son bondadosos solo los que cumplan la característica de imperativos categóricos, es decir los que se sometan al deber ser de la ley siendo éstos universales y necesarios; de esto se infiere que no depende de la decisión contingente del sujeto, por la cual se hace posible una ética formal estructurada en principios prácticos objetivos; así la libertad que es la capacidad de crear imperativos categóricos desde nuestra autonomía moral no es mas que la aceptación racional de la heteronomía moral fundada desde la aceptación de la ley de dios o del estado. Al tiempo que la realidad se figura bajo las categorías que el sujeto puede proyectar, Kant le impone a esta libertad el “deber de” sujetarse y al hombre mismo la capacidad propia de obedecer leyes morales o las que a priori determinan la voluntad del sujeto2.


En la última puntada a la escisión absoluta en la trama moderna del hombre frente al mundo Hegel expone la última experiencia de imposibilidad de vinculo entre la particularidad de los sujetos y la totalidad del mundo. En este punto el eurocentrismo le indilga, a la realidad humana misma, que el momento cultural que se vive en el siglo XIX es la cúspide de toda civilización y el norte de cualquier posible cultura, que para Hegel es el momento de la autoconciencia, así el sujeto en ésta época es capaz, a través de la ciencia, de “observar la mirada” como un elemento que ve frente a frente a la realidad total y a sí mismo como un elemento determinado y determinante de la realidad.


Todas las cosas están afectadas por una doble relatividad. Cada una no existe sino por su relación con todas las demás, y todas juntas no existen sino por su relación común con el sujeto pensante. Éste deviene, por consiguiente, el centro absoluto del universo real. Todo parte de él y todo culmina en él.”3


No hay discurso tan exaltado sobre la potencia del hombre que el discurso de la autoconciencia en la fenomenología del espíritu, pero la potencia misma del sujeto se halla subsumida y eclipsada bajo la marcha predominante de la realidad misma. Tal potencia desborda los actos particulares del sujeto conteniendolos en la totalidad a la que ahora determina, de hecho la autoconciencia que sería la prueba que vendría a religar la totalidad de la realidad con la particularidad del sujeto solo es un eufemismo de la desaparición anunciada del sujeto desde su para sí propio. Véase detalladamente las cursivas en el siguiente párrafo:


Por otra parte el infinito, en cuanto término de la oposición, adquiere la misma condición de su contrario y tampoco él existe sino idealmente. Pero si en un sentido él no es más que un momento ideal de la totalidad, en otro él es también esa misma totalidad. Por lo tanto es a la vez ideal y real; es y es para sí. El ser así determinado, el ser ideal y real a la vez, el ser que reflexiona sobre él mismo a través de su contrario, es el ser para sí (fursichsein). Este ser para sí es una determinación del sujeto más concreta que el algo: con ella aparece ya, bajo la forma más elemental, esa reflexión sobre sí mismo, esa identidad mediata consigo, que encontraremos realizada a plenitud en la conciencia, y de manera más expresa en la autoconciencia.”4


Es de ésta forma en la que se cree que se suturó la escisión hecha desde la caída de la edad media, Hegel fue tal vez el último autor que creyó en el modelo moderno racional como forma de sutura del sujeto frente a su realidad, pero en definitiva como los anteriores se constituían so pena de la desaparición del sujeto en alguna totalidad, en este caso el espíritu absoluto.


El siglo XX emerge entre tejidos teóricos los cuales disipan los pilares con los que se estructuraba el pensamiento moderno, a saber, el “yo” cartesiano que se centra como el fundamento de la realidad en la dinámica de la subjetividad, la ley trascendental Kantiana donde el “deber” es equiparable a la voluntad del nosotros, y por otra parte Hegel y el sentido de perfección en el que el espíritu se desenvuelve constituyendo a los sujetos, sus instituciones y los estados. Y quienes van a corroer las estructuras teóricas en las que se registra la modernidad van a ser Nietszche, Marx y Freud.


Freud concentra su critica en la incapacidad del yo para dar cuenta de la realidad ya que éste es producto de las tensiones internas que el inconsciente lleva a cabo sobre sí. Pero es Nietszche quien socava la ley trascendental bajo la potencia de la voluntad de poder que se presenta como la que constituye toda la realidad humana, en contra de toda ley trascendental, tal voluntad esta más allá de la capacidad moral con la que el hombre constituye su mundo incluso hasta ser la voluntad misma la que constituye la ley. Y por último es Marx quien expone precisamente cómo las leyes según las cuales se desenvuelve la realidad son apenas interpretaciones con las que se imponen una serie de conductas y relaciones de poder. De ésta manera no quedan ya fundamentos desde los cuales la realidad pueda ser mentada, ésto implica que no queda mas metafísicas que constituyan en alguna manera la forma o sentido de la realidad, es por ello que para éstos solo queda como salida interpretaciones contingentes que devienen con respecto a las relaciones mismas que se viven en tal realidad.


De cualquier manera, las narratividades catastróficas resultantes de la lucha entre los modos de interpretación potencian su carácter ampliamente político cuando logran, nuevamente, destotalizar el campo mismo de constitución de las diferentes lecturas de la realidad y reconstituir los dispositivos discursivos sobre un horizonte hermenéutico radicalmente nuevo. La mención que hice hace un momento al nombre de Nietszche y las repetidas menciones a Marx y Freud tampoco son azarosas: ellos constituyen, en efecto, la trilogía de los que tanto Ricoeur como Foucault, desde perspectivas por cierto muy distintas, han identificado como fundadores del discurso de la modernidad: vale decir, aquellos que –independientemente de la eficacia especifica de sus teorías particulares- han redefinido el espacio mismo de la producción de una nueva manera de leer la escritura del mundo: aquellos, en fin, que han provocado nuevos acontecimientos del Logos, y lo han hecho violentando, justamente, la Ley de los modos de interpretación establecidos.” 5


Pero entonces ¿Cual es el problema que se nos plantea al saber que Nietszche, Marx y Freud destituyen los fundamentos de la realidad, si en la modernidad no se suturó la escisión del individuo y su comunidad, entre el sujeto y la realidad?


Esa incógnita nos lleva a afirmar que éstos autores de una manera no-dialéctica consiguen hacer que converjan la voluntad individual y la realidad social gestando al siglo XX como la época en la cual el paradigma es la transformación. Si en la modernidad lo que se buscaba era el equilibrio entre el sujeto y su comunidad, o lo que es lo mismo la subsunción de la subjetividad en el todo ya sea dios, la ley o el espíritu absoluto; En el siglo XX lo que se busca es la transformación de la realidad a través de la mano del ser humano, alejándonos de la idea de que el pensamiento descubre la realidad por medio de la razón; el siglo XX reconociendo la finitud del ser humano encara la realidad sabiendo que sus particularidades la fundan y la direccionan, más allá de toda ley, de toda razón, de toda teleología. Esto desemboca en la última época de las totalizaciones jamas antes vistas, las totalizaciones de izquierda y de la derecha, la primera representando a las ideologías marxistas-leninistas en su gran espectro y la segunda representando los intereses corporativos capitalistas.


La primera mitad del siglo XX padece estas totalizaciones: el fascismo, el nazismo, el estalinismo que exponen en su dinámica el paradigma de transformación en donde la realidad está en las manos del ser humano, lo que hizo posible tales totalizaciones fue la incapacidad de los metarrelatos modernos, que en su oportunidad histórica de desarrollo, incumplen las promesas que cada uno prometía, es el caso de los países donde se instaura el comunismo, o los estados de bienestar fundados en la idea del progreso y más aún las ideas de paz que entrañaba el liberalismo económico. Estas masificaciones conjuntistas-identitarias6 solo se pueden consolidar en una base material especifica, es decir, el desarrollo de medios de producción, desde donde se hace posible tal masificación, entre otros son los medios de comunicación que establecen la pauta integradora de las cualidades subjetivas; La producción industrial despliega la técnica a varios niveles de la vida cotidiana e integra en la actividad de consumo de las personas del común productos tecnológicos, en el paso de la sociedad industrial a la sociedad de la información y por último una generación desarraigada asumiendo en si misma los avatares de una economía de mercado autárquica que no deja esperanza para una realidad diferente. Es en este escenario en el que el terror se instaura como política, con lo que se produjeron las dos guerras mundiales, que acaban por lapidar todos los ejes que sostenían el metarrelato moderno a saber: el progreso como camino a la paz, la universalidad de los valores y la puesta en duda de los derechos occidentales frente a los de otros pueblos, el antropocentrismo que denomina al hombre como la mejor de las especies, la neutralidad de la racionalidad que nos conduciría sin duda hacia el progreso, etc.


El ambiente de totalización y el sentido de construcción colectiva de la realidad desenvolverá las revueltas de 1968 que hace que en todo el mundo germine un actor importante en el desarrollo posterior de la historia, la juventud; bajo toda la fuerza de las totalizaciones de todos los discursos emancipatorios, conllevando a las inscripciones alternas de todos los discursos, lo que implica la posibilidad de entender desde otras perspectivas la realidad al tiempo que constituye otros sujetos o actores políticos que colocando el énfasis frente a otras problemáticas no entendidas desde los discursos democráticos-capitalistas y comunistas, constituyendo problemas como el género, el ambiente, la libertad de pensamiento, la locura, el encierro, que fomentan en los campos de estudios psicológicos, sociológicos y filosóficos que se trastoquen tras el develamiento de nuevas problemáticas, dejando en el ambiente dos figuras de pensamiento bien delimitadas, el estructuralismo y el posestructuralismo bajo dos personajes tan profundos y complejos como lo son Gilles Deleuze y Jaques Lacan, personalidades que influenciarán en el pensamiento del último cuarto de siglo hasta nuestros días. Es el objetivo de esta ponencia exponer estas dos perspectivas teóricas frente al interrogante sobre la dinámica entre los individuos y su entorno.


Preguntarnos sobre el qué somos nos remite a tres preguntas ¿cómo construimos la realidad? ¿de dónde venimos? ¿cómo nos constituimos? Desde las cuales nos devela, aunque superficialmente pero lo suficiente, la obra de un autor, de ésta manera expondremos la perspectiva deleuzeana de la realidad y el dispositivo analítico de Lacan.


En la época de la transformación la historia deja de ser una sucesión de los estados, de sus burocracias y de sus guerras, sino que se piensa más como la imposición de específicos dispositivos de poder donde se construye la subjetividad. El ¿de dónde venimos? para Lacan es claro: la historia es la sucesión de dispositivos que consolidan el discurso, el Otro y el fantasma. Así la historia es la imposición de la verdad, ésta es la determinación del Otro (conjunto social) que determina el saber al que puede acceder el sujeto, “todo el saber esta mediatizado por el deseo del otro”7 constituyendo un significante amo que ordena todos los posibles sentidos de los cuales se deduce una “historia del sujeto” lo cual no es más que mapas discursivos, en los que el discurso se presenta como el marco de referencia en el que cada sujeto define su realidad, al tiempo que instituye fantasmas en los que se depositan la variedad de representaciones que consolida el saber del sujeto que le dan las coordenadas existenciales para desenvolverse en la realidad. En éste caso el sujeto es directamente proporcional a la realidad pero no como parte sino como “ente en” subsumisión a ésta; por parte del sujeto,8 éste no puede “ser”, apenas es una representación del discurso de su época, solo puede pensar en los fantasmas que consolidan su imaginación, actuando según los limites impuesto por el Otro.


Para Deleuze el de ¿dónde venimos? No se resuelve como producto de la historia, Deleuze no concede a la historia su sentido progresivo y de perfeccionamiento, sino más bien de devenir y acontecimientos.9 Entonces para el ¿de donde venimos? Deleuze busca la respuesta a ésta pregunta según la capacidad que se tenga de entender la relación entre el estados de las cosas y los elementos, efectos que a través de los “agenciamientos maquínicos” efectúan ciertas intensidades en cada uno de los elementos con los que se compone la realidad. De ésta manera el estudio de la subjetividad es mas efectivo si se reconoce como el entendimiento de los factores materiales, económicos y sociales con los que cada época agencia (agencement) o dispone su constitución, este plano de consistencia donde la prioridad no es tanto saber el estado de las cosas en un determinado momento, sino los movimientos que cada elemento efectúa y qué transformaciones imprime en tal estado de las cosas. Tales “agenciamientos maquínicos” planes, estrategias y tácticas con los que se configuran los territorios en los que los individuos se desenvuelven y su “plano de consistencia” donde los flujos de elementos materiales entretejen la realidad, funcionan en una reciprocidad constituyente; entender el devenir en los que incurren éstos nos llevarán a concebir las transformaciones en que los individuos, las cosas y el medio devienen indicándonos el de dónde venimos. De esta manera para Deleuze los individuos son parte activa de la realidad y tienen, cada uno, en su forma de ser el poder de aplicar fuerzas sobre la realidad que la pueden transformar, así el pensamiento es la proyección de realidades alternas en potencia esperando la aplicación de las fuerzas que se actualicen aplicando la voluntad de poder de cada individuo sobre su entorno.10


En la época de la transformación no basta con reconocer el ¿de dónde venimos? Ya que por ser parte del pasado toda posible respuesta va a estar cargada de la interpretación que cada individuo hace efectiva en la solución, que es influenciada según la perspectiva con la cual entienda su actualidad. Como definamos nuestro presente de tal manera definimos nuestro pasado, por lo anterior autores como Deleuze y Lacan nos presentan la realidad desde la actualidad constituyente de cada individuo, dando respuesta a la pregunta del ¿cómo nos constituimos?.


Lacan en éste caso es claro, con el fin de construir una teoría que le quite la centralidad al “yo consciente” estructura una teoría en la que el sujeto se figura desde tres vectores en los que se define, éstos son: lo real, lo imaginario y lo simbólico. El “yo” queda escindido en tanto que éste solo es posible mientras se representa en lo simbólico, es decir, en la construcción discursiva con la cual es modelado el inconsciente ya que éste está construido en base a los signos que no están de ninguna manera construidos por el hombre, sino que éstos se definen a si mismos desde la propia lógica de la lengua, de tal forma que el sujeto solo es posible como representación de tal orden simbólico11. Por lo cual la sujeción del hombre a la lengua recrea los fantasmas que figuran las representaciones que dirigen el deseo y que su función es poder conducir los impulsos hacia las formas adecuadas en las que pueda identificarse en la realidad social12. Es por lo cual que lo real queda invisibilizado y reducido a las representaciones con las que se establece la subjetividad, por lo cual en el sujeto lo real son los impulsos del cuerpo que quedan representados en los fantasmas que impone el orden simbólico.13 Es de ésta manera que para Lacan la realidad marca los posibles de cada sujeto y lo conduce por las sendas hacia la adaptación, por lo cual se puede afirmar que la totalidad subsume al individuo desde los vectores de lo simbólico, lo imaginario y lo real que lo sobre-determinan desdibujándolo frente a las relaciones y procesos que configuran el sistema, constituyendo al sujeto solo como ente adyacente de la realidad.


En Deleuze la realidad se constituye de una manera en la que el medio es directamente proporcional al individuo, si le preguntáramos a Deleuze cómo se constituye nuestra realidad respondería: de flujos, territorios, maquinas abstractas y universos incorporales. En la época de la transformación todas los elementos que componen la realidad disponen de fuerzas para modularla generando así procesos que le constituyen. Cada elemento es convergencia de estas cuatro dimensiones, los flujos son los elementos que constituyen todos los procesos, la materia a la que se le aplica algún proceso, nosotros por ejemplo somos el flujo que ha sido modelado por los procesos de socialización, de ésta manera todos los elementos de la realidad son flujo pues todos hacen parte de un proceso. Los territorios son los procesos que se establecen en un espacio donde se figuran ciertas conductas en los elementos que viven en este territorio, hacer referencia a un territorio denota el como ciertos elementos interactúan para figurar un proceso, pero es claro que nunca se encuentra un territorio antes de la interacción de los elementos, el territorio es en sí las mismas interacciones, por lo cual los términos mas usados son los de desterritorialización y reterritorialización pues la entrada o salida de un elemento de un territorio a otro reformula tales interacciones, así en cada momento el individuo produce su territorio según las interacciones que produzca en cierto espacio. Los procesos, como los económicos, que figuran a través de varios territorios es lo que se denomina maquina abstracta. Por ejemplo, el capitalismo constituye una maquina abstracta que rige los territorios desde los cuales direcciona las conductas sociales construyendo territorios de encierro como la escuela, el hospital, el manicomio y la cárcel, que cada uno se presenta como agenciamientos desde los cuales se construye la realidad. Estas dimensiones producen formas de entender la realidad para todos los sujetos vivos que presencian tales interacciones en cada territorio, por ésto los universos incorporales son las relaciones de pensamiento pragmáticas con las que cada individuo se desenvuelve en cierta realidad, los universos incorporales son los discursos con los que se constituye y se interviene la realidad para darle dirección.14 Desde lo cual se sustenta una particular mirada del individuo y su medio, cada individuo por ser la convergencia de estas cuatro dimensiones tiene la capacidad de direccionar a cada instante el telos de la realidad, constituyéndose y a la realidad al mismo tiempo. A diferencia del estructuralismo, Deleuze hace que la constitución de sí y de la realidad dependa de las elecciones de los individuos y de su capacidad de crear elementos, relaciones, procesos y sistemas para figurar su entorno.


Las perspectivas desde las cuales el sujeto o el individuo son constituidos figuran formas de entender ¿cómo la realidad se establece? Es de ésta manera en la que cada autor expone por un lado la maquina deseante de Deleuze y el sujeto del deseo en Lacan.


Lacan establece un dispositivo que se funda desde dos registros el principio de placer y el principio de realidad, el primero son las dinámicas con las que cada sujeto se desenvuelve en su actualidad y el segundo son las dinámicas a las que el sujeto accede y que solicitan de tal ciertas conductas. Estas dos dinámicas definen la realidad de la cosa (das ding) que no puede ser mas que la forma que los anteriores registros pueden dotarle, pues desde el principio de realidad se constituye la significación que la sociedad hace de las cosas dotándoles de un orden necesario correlativo, mientras el principio de placer accede a la cosa por la demanda de conocerla. Desde éste punto de vista no existe la realidad fuera de las dinámicas psíquicas y sociales que la envuelven. El sujeto demanda reconocimiento del “objeto a” por lo cual siempre pide de él que se exponga de una forma reconocida a través del lenguaje, es de ésta manera que la cosa está inmersa en una red de signos por los cuales pueda ser percibida por el sujeto. Por otro lado la realidad como principio hace necesarias ciertas conductas, hábitos y costumbres en las que el sujeto debe incorporarse para desenvolverse correctamente en la realidad. Lo real en última instancia es “la cosa” pero el sujeto en particular esta lejos de controlarle o definirle y mas aún esta realidad desplazada constituye al sujeto por ser la que contiene toda las formas en las que se expresa la realidad, es decir el lenguaje que es materia misma de la que esta hecho el inconsciente. Por lo cual desde una perspectiva lacaniana el sujeto no construye la realidad sino se modela en razón de ésta siendo solo un punto de convergencia donde se refleja la totalidad15.


Por otro lado la realidad para Deleuze se constituye a partir de procesos, todo es un proceso o hace parte de un proceso en cada momento produce el estado de las cosas, y la realidad solo es definible como proceso de procesos.16 Los procesos son accionados por maquinas, éstas se definen por ser autopiéticas, es decir de ser capaces de producir por si mismas sus componentes, claro esta que esto se aplica a los seres vivos, ya que las maquinas en el sentido general del termino dependen de agentes externos para su accionar. En el sentido que Deleuze utiliza el termino es que los factores que intervienen frente a la materia para transformarla, en la realidad social humana las maquinas que se encargan de producir las relaciones sociales, lo que producen, distribuyen y consumen es el deseo, tras de toda relación humana existe un flujo de deseo que lo posiciona en un socius o un ethos en particular. De ésta manera es que las maquinas deseantes son las que producen la realidad humana ya que la característica compartida de la humanidad es el deseo, Deleuze expone la realidad como el articulamiento de todas las maquinas en determinados segmentos de la realidad que producen un determinado estado de las cosas, de ésta manera él enfoca la producción de la realidad en cada una de las maquinas deseantes que a su vez tienen la capacidad de redireccionar la constitución misma de la realidad.


Podemos concluir de ésta manera y por lo dicho anteriormente que la escisión que se plantea entre el individuo y su realidad social toma otra perspectiva desde la decaída del modelo moderno desde Nietzsche, Marx y Freud lo que implica es que no existe una sociedad trascendente igual que el sujeto, y que existe una conexión intima que los hace directamente proporcionales en su constitución, el problema no se develaba en tanto se aplicaba a su entendimiento un método dialéctico (tesis-antítesis-síntesis) en el que el sujeto debía ser parte de la realidad y apegarse a sus directrices. Pero luego de los autores de la sospecha lo que se busca es determinar la influencia que la realidad y el individuo mutuamente se enaccionan, dos propuestas emergen de esta forma de pensar la realidad, una estructural representada por Lacan y una rizomática expuesta por Gilles Deleuze; en la respuesta estructuralista la totalidad impone al sujeto los caminos y direcciones por donde debe dirigirse y lo hace dependiente de la realidad, por otro lado Deleuze y Guattari hacen depender la realidad de las configuraciones particulares de todos los individuos. De ésta manera proponer estas dos perspectivas como directrices del pensamiento actual devela como en la época de la transformación no se duda de la necesidad de cambiar la realidad, de lo que se trata es de construir formas de entender el mundo que establezcan la libertad de ser, de pensar y de actuar en el mundo sin caer en las totalidades que envolvieron las sociedades desde la izquierda a la derecha, lo cual nos lleva a consolidar directrices de nuestra realidad que no nos coloque al servicio de una totalidad y que de igual forma no se nos olvide la interdependencia de cada individuo en la sociedad.

1FROMM. Erick. El miedo a la libertad. Editorial Paidos. Buenos Aires, Pág. 74. 1952.

2Véase, KANT, Emannuel. Metafísica de las costumbres. Madrid : Tecnos ; Santa Fe de Bogotá : Rei Andes, 1989.

3NOEL, George. La lógica de Hegel. traducción. Jorge Aurelio Díaz, Bogotá. Editorial Universidad Nacional, 1995. Pág. 17

4Ibid. Pág. 46

5FOUCAULT. Michel. NIETSZCHE, MARX Y FREUD. Documento fuente: Eco revista de la cultura de occidente (Bogotá) . -- Vol. 19, No. 5-7 (Sep. / Nov., 1970). -- Pág. 634-647.

6CASTORIADIS, Cornelius. Figuras de lo pensable. Editorial Madrid. Valencia. 1999. Pág. 45 “En la dimensión conjuntista-identitaria la sociedad funciona (actúa y piensa) a través de (en) elementos, clases, propiedades y relaciones establecidas como distintas y definitivas. En esto, el esquema más importante es el de la determinación (la determinicidad", la calidad de lo determinado, bestimmtheit). Entonces, lo que se necesita es que todo lo que sea concebible se vea a través de la determinación, y las consecuencias o implicaciones de esto, también.”

7LACAN. Jaques. La lógica del fantasma, seminario xiv, 1966-1967 : la topología y el tiempo, seminario xxvi, 1978-1979. Pág. 98.

8S. ALBANO.S. LEVIT.A. NAUGHTON.V. LACAN: Redes, Mapas y Formulas. Editorial Cuadrata. “La subjetividad, en el origen, no consiste en la relación con lo real, sino en una sintaxis engendrada por la marca del significante.” Pág. 79.

9DELEUZE. Gilles. Conversaciones. “Progresivamente me he ido sensibilizando hacia una posible distinción entre el devenir y la historia. Decía Nietzsche que no hay nada importante que no ocurra bajo una “nube no histórica”. No se trata de la contraposición entre lo histórico y lo eterno, ni entre la acción y la contemplación: Nietzsche se refiere a aquello que se hace, al acontecimiento mismo o al devenir. Lo que la historia capta del acontecimiento son sus efectuaciones en estados de cosas, pero el acontecimiento, en su devenir, escapa a la historia.”.Valencia : Pre-Textos, 1995. Pág. 237

10 DELEUZE. Gilles. Anti Oedipe et Mille Plateaux “Entonces tenemos un primer lazo muy marcado entre el plano de composición o de consistencia y los agenciamientos maquínicos que realizan ese plano de maneras muy diversas, según la posición y las conexiones de los materiales en cada agenciamiento. Y en fin, según cada agenciamiento, se realizan las circulaciones y las transformaciones de afectos, siendo un agenciamiento maquínico un lugar de paso, un lugar de transformación de afectos intensivos, esos afectos intensivos corresponden a los grados de potencia de cada agenciamiento maquínico.” Les cours de Gilles Deleuze www.webdeleuze.com Pág. 158.

11LACAN. Jaques. Escritos. Editorial Siglo XXI. Pág. 46. “Así sucede que si el hombre llega a pensar el orden simbólico, es que primeramente él está apresado en el, en su ser, la ilusión de que el lo habría formado por medio de su consciencia proviene de que es por la vía de la abertura especifica de su relación imaginaria con su semejante fue como pudo entrar en ese orden como sujeto”

12Op. Ibid. Redes, mapas y formulas. Pág 94. “la identificación es la transformación producida en el sujeto cuando asume una imago... La función de la imago es establecer una relación entre el organismo y la realidad”.

13LACAN. Jaques, Introducción al seminario XXVI Topología y Tiempo. Pág. 2 “Lo inconsciente es lo simbólico y es en eso que él sostiene a lo real. El sostiene a lo real y también, él le comanda. Es en eso que el lenguaje rige lo real. Es por ello que enuncio que lo real es lo imposible: es imposible que el lenguaje rija completamente lo real. Esta preeminencia de lo simbólico sobre lo real es lo que constituye, propiamente hablando, lo inconsciente. Que haya en todo eso incidencias psicológicas es lo que he descartado de reconocer como tal. Lo inconsciente es lo que impone su ley a lo real .

14 CALDERON GOMEZ. Jorge. Sala de máquinas: Aproximación al pensamiento de Gilles Deleuze y Felix Guattari. Nómadas. Revista crítica de ciencias sociales. 2006. n 14 “Con este concepto alcanzamos uno de los cuatro “functores ontológicos” que el autor desarrolla a la hora de modelar todos los procesos, territorios y “conformaciones”. Que dan cuenta de la propia “estructura” de lo “real”, la que no es nada distinto de una gran “mecanosfera”. En éste sentido, los cuatro “functores” que nos proponen serian: 1) Territorio existencial (subjetividad en sentido amplio); 2) Flujos (energéticos, materiales, semióticos); 3). Phylum maquínico; 4).Universos incorporales. Simplificando un poco las cosas, observamos en el entrelazamiento de estas cuatro “meta-categorías” una superficie donde se formula, en relación a ciertos “estratos” o “dominios” de la realidad, una teoría general de la materia, de sus componentes elementales (partículas y flujos de partículas), una teoría especifica de la organización de la materia, sustentada en la idea de “máquina”, un concepto polifónico de subjetividad y una imagen particular de lo “abstracto”, de lo “incorporal”, todo ello relacionado con la temática del “plano de consistencia” o de “inmanencia”.

15 LACAN. Jaques. Los Seminarios de Jacques Lacan / Seminario 7. La ética del psicoanálisis / Clase 4. Das Ding. 9 de Diciembre de 1959. Pág 8. “Es aquí enteramente otra cosa. Es una división original que nos es dada como siendo aquélla, hablando propiamente, de la experiencia de la realidad como tal...lo que desde dentro del sujeto se encuentra en el origen,..llevado a un primer afuera. Un afuera, nos dice Freud, que no tiene relación con esta realidad en la cual el sujeto acto seguido tendrá que ubicar la Qualitätzeichen, lo que le indica que está en el buen camino, en la buena vía para la búsqueda de su satisfacción. lo que Freud nos designa cuando nos dice "que la meta primera y más próxima de la prueba de realidad es encontrar un objeto en la percepción real que corresponda a lo que el sujeto se representa en el momento. Pero eso de reencontrarlo, de testimoniarse que está aún presente en la realidad..." La noción de ese Ding (cosa) como Fremde, como extraño y hasta hostil en su momento en todo caso como el primer exterior, es alrededor de lo cual se orienta todo el encaminamiento que sin ninguna duda para el sujeto. El sistema del mundo freudiano, es decir, del mundo de nuestra experiencia, es que se trata de reencontrar este objeto, Das Ding, en tanto otro absoluto del sujeto. Es el estado de hallarlo a lo sumo, como lamento. No es a éste a quien hallamos, sino sus coordenadas de placer; ese estado de desearlo y de esperarlo en el cual será buscado en el nombre del principio del placer, esta tensión óptima por debajo de la cual ya no hay seguramente ni percepción ni esfuerzo. De igual modo con Das Ding, con la cosa donde se sitúa ese punto de localización, ese peso. Este Das Ding de la cosa es lo que quisiera mostrarles hoy en la vida. Es mostrarles que en el Principio de Realidad... ese Das Ding cuya indicación original ; lo encontrarán en el fin de toda la evolución de su pensamiento sobre el principio de realidad, en die Verneinung, o sea La Denegación.”

16 DELEUZE. Gilles. GUTTARI Felix. El antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia. 1974 Pág. 13. “De suerte que todo es producción: producción de producciones, de acciones de pasiones; producción de registros, de distribuciones y de anotaciones; producciones de consumos, de voluptuosidades, de angustias y de dolares. De tal modo todo es producción que los registros son inmediatamente consumidos, consumados, y los consumos directamente reproducidos. Este es el primer sentido de proceso: llevar el registro y el consumo a la producción misma, convertirlos en la producción de un mismo proceso.”

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