UNA RESPUESTA TENTATIVA: CRIMEN MANIFIESTO Y LA ARTICULACIÓN INDIGENA EN BOLIVIA

MAURICIO ESPEJO LARA
pailamocha@gmail.com

Posibles vías del preguntar (andar preguntado)

Al repasar una y otra vez las preguntas provocadoras de esta discusión, he notado que éstas se han estructurado de modo tal que pueden ser leídas en dos vías, las cuales a su vez plantean o dejan ver que el trasfondo teórico propuesto nos lleva a una serie larga de variantes temáticas inmersas en las discusiones modernas de las relaciones, encuentros y desencuentros objeto/sujeto, siendo, en últimas, esta misma formulación una posición epistemológica. En un primer momento percibí que las preguntas habían sido realizadas siguiendo una lógica deductiva, es decir, que parten de la respuesta a una noción como “realidad” que incumbe a aspectos amplios, vastos de entender lo “humano” proporcional a la extensión de las dimensiones que esto pueda comprender, para después sumergirnos en la conjugación de “realidad” y lo “humano”, que deriva en la expresión “realidad humana”, a través de lo que se denomina una de las características de esta “realidad humana” como es lo social. A su vez, lo social es nuevamente caracterizado por categorías tales como relaciones, articulaciones, parte-todo, y lo más importante, que se cualifica lo social como “sistema”, con una invitación que entreve una ruptura con esta mismas caraterizaciones y con las escuelas de pensamiento que han pensado lo social con enfoques especiales en algunas de éstas características.

Ingresamos así en las preguntas que sirven de bisagra para articular lo social a lo subjetivo-individual, donde se van estableciendo las posiciones sobre lo social mediante cuestionamientos propios de herramientas conceptuales y categoriales (articulación, estructura, pares de oposición, etc.) de ciertas visiones teóricas modernas. Cuando se explica lo social como “sistema”, obviamente, las posiciones, de la otra orilla, que ven los peligros de la sistematicidad de las relaciones sociales, cuestionan el lugar de lo subjetivo y las afectaciones que tiene lo social como "sistema" sobre la formación de las subjetividades; se puede llegar pensar que una subjetividad-estructurada no pude llegar a tener “libertad” de pensamiento, acción o de movilización. Pienso, y lo desarrollaré más adelante, que estas premisas en forma de preguntas tienen su origen en ciertos malentendidos o apriori sobre lo social, de una determinada definición de sistema, y además de un inadecuado uso de la noción de sobredeterminación.

En esta secuencia de estructuración de las preguntas formuladas llegamos, en esta primera vía de lectura, si se quiere, al eslabón último de la lógica discursiva velada en las preguntas formuladas: hablamos del campo de la subjetividad y sus presuntas posibilidades al margen de una estructura o de ruptura como tal para una con-formación de lo social. Esto se vincula finalmente con las definiciones de pensar, ser y actuar, que a pesar de no tener una contextualización clara, evidentemente apuntan hacia formulación propositiva de unos significados básicos alrededor de los cuales gira: la proyección de la formación de la subjetividad.

Asimismo, en aras de una comprensión inversa (en reversa) de la discusión hasta ahora simplemente discursiva intra-textual, hacia donde se intenta conducir la estructuración de las preguntas, para luego dar paso a la justa introducción temática-conceptual. De esta manera, pasamos a realizar la estructuración en la otra vía posible, girando la primera vía, es decir, mediante la inducción. En este punto se podría pensar, en una primera impresión, que lo que se propone acabaría siendo una lectura de una propuesta de construcción de subjetividad hacia la definición de la “realidad humana”, cuya bisagra nuevamente estaría en lo social, y, efectivamente es así, por lo menos en parte. No obstante, la diferencia metodológica entre las dos vías para tomar estas conceptualizaciones pueden cambiar el rumbo propositivo frente a lo que estamos intentando tejer. No hay que pasar por alto que el cambio de un abordaje deductivo a uno inductivo trastoca sustancialmente las expectativas e hipótesis creadas de uno u otro lado. En todo caso, no es lo mismo la interpolación que la extrapolación, metodológicamente hablando, existe una distancia crítica sin que ello implique que no tengan relación; en efecto, son parte de los modelos de la investigación científica, a los cuales también quiero realizar igualmente una invitación de ruptura.

El hecho de partir desde el análisis de la subjetividad, introduce él mismo una forma especial de entender las articulaciones dando forma, contenido y movimiento a lo que se entiende como sujeto. En otras palabras, el horizonte epistémico que incluye en el análisis de lo social perspectivas de tratamiento de la subjetividad, asienta su exploración en una idea ontológica de entender al sujeto, igualmente, en un momento óntico y de una modelización de sujeto, si se desea. Recordemos que en la primera opción de lectura se empieza por cuestionar la noción de “realidad”, donde está contenido como característica lo social. ¿Será que aquí podemos tergiversar el orden sugerido mediante la siguiente enunciación: la formación de subjetividades tiene como características la con-formación de lo social? Ya hay aquí un cambio evidente de enunciar el problema, y si seguimos avanzando a través de esta lógica, entonces también sugeriríamos, por ejemplo, que la articulación de las formaciones de las subjetividades con-forman esa “realidad”.

Las articulaciones de lo social proveen definiciones de la “realidad” como construto de una noción, donde además sabemos que no existe una sola forma de tejer y construir lo social, porque las formaciones subjetivas son dispares, contingentes y sobretodo diversas en su base. Tenemos así que existe multiplicidad de con-formaciones sociales, las cuales, cada una, van a tejer sus propias concepciones de “realidad”. En muchas ocasiones es precisamente lo que da movimiento a las luchas políticas, que dentro de lo social aparecen una o mas nociones de “realidad” apoyadas por formaciones políticas (han construido una cadena de Equivalencia) que pueden ser antagónicas con el campo de formaciones, intentando dar positividad a lo social. ¡No hablemos entonces de la “realidad”, hablemos de las “realidades”!

Nosotros con “mariposas en el estómago”, y ellos, en la lucha por la posibilidad
Con esto llamamos la atención sobre la importancia de las relaciones de poder trenzadas en las distintas definiciones, nociones o conceptos, que dan cuenta tanto de lo social, la subjetividad, pero enfáticamente de lo político. La denominación, enunciación y asociación de un conjunto de circunstancias, acontecimientos de una diversidad plurifenomenal de hechos, implica el establecimiento de un conjunto coherente de estrategias enunciativas en la articulación subjetividades en-formación, que intenta dar forma, contenido y movilidad epistémicas a lo social. Se generan, pues, respuestas de reacción al interior de ésta, donde las posiciones que logren imponer su complejo articulador de realidad, intentarán, por tanto, excluir o integrar al conjunto no-”vencedor” en el complejo estructural por él formado.

“Y, puesto que toda estructura de relaciones es una articulación de discontinuos, heterogéneos y conflictivos ámbitos y dimensiones, los lugares y los papeles no necesariamente tienen o pueden tener las mismas ubicaciones y relaciones en cada ámbito de la existencia social, o en cada momento del respectivo espacio/tiempo.”(1)

“Entrevistador -¿Sintió mariposas
en el estómago?
Evo Morales-¿Mariposas?
¿Mariposas en el estómago?
No entiendo.
------------------------------------------------------------
EVO-Es una ocasión histórica
para la mayoría indígena.
-Vamos a hacer algo
que nunca antes se ha hecho”.(2)

Estos son extractos de los diálogos del documental “Cocalero” del documentalista ecuatoriano Alejandro Landes, los cuales, para escenificar un poco, sucedían mientras Evo Morales se cortaba el cabello en una humilde peluquería del centro de La Paz, después de una concentración política en medio de la campaña electoral hacia la presidencia de Bolivia en el 2006. Bueno, no vamos a recrear el trasfondo político de la “realidad” sociopolítica boliviana, pues no es el objetivo ni es suficiente el espacio. Pero si intentaremos analizar, por lo menos, el aspecto crítico de lecturas “paralaje” existentes entre estos momentos. Analizamos el acto comunicativo, la simbología, el sentido político. ¿Por qué un indígena aymara, no puede comprender la metáfora occidental de “mariposas en el estómago”, como Evo, pero que sabemos muy bien, al estar inmersos en este orden simbólico, lo que esta metáfora del nerviosismo y/o ansias significa, y podemos, desde nuestro locus, entender sin mayor esfuerzo? Pero en cambio, donde no es la respuesta a una pregunta sino una afirmación enfática, la segunda línea ¿Por qué, entonces, podemos desde nuestra posición, saber con cierto grado precisión a que se refiere Evo, cuando dice que es una ocasión histórica para de un conjunto de formaciones sociales, como los pueblos indígenas de Bolivia, en la construcción de un proceso sociopolítico sui generis en la historia?

Diseccionamos en diferentes horizontes y perspectivas, entonces, las posibles respuestas a estos interrogantes. Por un lado, propongo un ejercicio de análisis discursivo de estas frases. Las primeras líneas son todas preguntas, tienen como elemento constante la utilización de la metáfora occidental de la lengua castellana “mariposas en el estómago” que cuestionan a Evo sobre su estado emocional al momento de dirigirse a la multitud; la respuesta de Evo a la pregunta se revierte en otra pregunta “¿mariposas?”, mariposeo, a lo cual Evo finalmente responde: “No entiendo”. Este proceso de metaforización nos conduce a una evaluación que en términos del discurso se dice que se ha establecido una relación de metáfora, ésta es un proceso de identificación que trata de sumergirse en la identidad del Otro, en "intimidad" con lo identificado. Sin embargo, aquí esta relación es fallida, puesto que el documentalista a priori ha intentado realizar dicha conexión, sin que el otro haya captado a la primera dicha metáfora.

Si bien, el acto comunicativo tiene como canal el diálogo directo mediante el uso de la lengua castellana, que pone un "punto en común" para establecer este diálogo, la representación del uso de ésta, por lo menos aquí, muestra la divergencia de los cuadros simbólicos de los participes en dicho acto. Se podría decir que es simplemente un desfase entre los diferentes usos de la lengua, de dialecto o jerga, pero, hay aquí en juego mucho más que ello. La enunciación de metáforas permite diferenciar las decodificaciones culturales y posibilita el establecer o proteger ciertos vínculos entre los actantes. Lo importante de esto, es que ambos procesos han sido afectados, pues, implícitamente se ha recibido información de las partes, cuyo resultado fuerza a cambiar la estrategia comunicativa entre ellas. Este desplazamiento comunicativo lo percibimos a diario y se refiere a las contextualizaciones que debemos ejercer para comunicar un mensaje. La construcción del lenguaje depende amplios procesos de producción simbólica asimiladas por los individuos, donde se adoptan estrategias de decodificación, ergo, los ordenes simbólicos están en constante movimiento sobre una estructura dada, tanto para formas de comunicación lingüística como las no-lingüísticas.

Al final tenemos que lo que se ha establecido aquí ha sido una relación de metonimia(3), es decir, se emprendió un proceso de identificación parcial con el Otro donde se resguarda cierta distancia de identidad entre las partes, diríamos que existe “simpatía”. Igualmente, se puede extender el análisis de este tipo de relaciones con procesos socio-políticos distantes(4), al entrar en proceso de diálogo o encuentro con distintas formación sociales en distintos ordenes simbólicos. Por mucho que lo intentemos, parte de nuestro reconocimiento político frente a formaciones sociales que emprenden luchas populares, va a quedar inscrito analógicamente en lo “real”: la construcción y manejo de los ordenes simbólicos hayan sus límites cuando existe “algo” que escapa a la simbolización, es esa falla constitutiva lo que permite que los ordenes simbólicos no llegar a completarse como tales. Lo “real” no se refiere exactamente a establecer diferencias con la realidad, se remite mejor, al encuentro traumático con ese extraño que es el Otro(5). ¡No obstante, nos paramos sobre arenas movedizas! Hay aquí un a priori fundamental, es político, de pensar en lo correcto y lo incorrecto en la adopción estratégica por la lucha popular en la hegemonía(6).

“Lo que queremos indicar es que la política en tanto que creación, reproducción y transformación de las relaciones sociales, no puede ser localizada a un nivel determinado de lo social, ya que el problema de lo político es el problema de la institución de lo social, es decir, de la definición y articulación de relaciones sociales en un campo surcado por antagonismos.”(7)

El crimen manifiesto producto 500 años de luchas
Las líneas que secundan la metáfora obviamente nos llevan a la discusión sociopolítica del asunto. Es una ocasión para establecer hegemonía, de empezar a entretejer y construir pueblo, como mayoría excluida históricamente de las decisiones políticas del Estado, cuando finalmente se empezaron a relacionar en articulación las diferentes demandas de los pueblos indígenas, tanto de la sierra como de la selva Boliviana. Este proceso boliviano, cumple, de varias maneras, lo que Ernesto Laclau(8) identifica como la articulación política popular; su base social es plural, la misma formación social es bastante diversa. En el proyecto político, obviamente están los indígenas, cuya conformación participan varias nacionalidades con diferentes lenguas, -las más importantes naciones son la Aymara, la Quecha y la Guaraní-. Esto no excluye a mestizos de las regiones del oriente y occidente de Bolivia, de tierras altas y bajas, a blancos de la región del Beni y de Santa Cruz. Segundo, se ha establecido una representación por medio de la presencia de Evo, que adoptando estrategias políticas con las herramientas a la mano, aprovecha toda la estructura sindical Boliviana, sobre todo de los sindicatos cocalero y minero tanto de hombres y como de mujeres. El instrumento político es el partido M.A.S.(9) que se encarga de elaborar toda la estructura táctica, de proselitismo político y demás tareas de un partido político, como instrumento político.

Ha logrado también establecer una "cadena de equivalencia" alrededor de algunos puntos como el anti-imperialismo, que es bastante fuerte en el discurso político; la importancia de la nacionalización de los recursos hídricos, mineros y los hidrocarburos; la toma de conciencia de la exclusión del componente mayoritariamente indígena del contrato social para la constitución del estado colonial posindependista; la defensa de las costumbres ancestrales, con el ello el consumo de la hoja de coca; y, aunque parezca secundario, la identificación metonímica con la izquierda y la tendencia política de articulación actual en lo que se conoce como América Latina. Todo ello no parte simplemente de la coincidencia de acontecimientos en el tiempo, (“la diacronía es una sincronía”), es la expresión de la integración de las demandas en la cadena de equivalencia que provienen de las luchas históricas del pueblo boliviano de las últimas décadas. La Guerra por el Agua en Cochabamba, la resistencia cocalera en la región de El Chapare, de la lucha de los indígenas guaraníes contra el latifundio y la esclavitud en las regiones bajas de Bolivia, por la inclusión, participación y transformación del estado boliviano, son algunas de sus manifestaciones.

“Para que la revolución de la nación y la emancipación de una clase especial de la sociedad civil coincidan, para que un estrato sea reconocido como el Estado de toda la sociedad, se necesita, por el contrario, que todos los defectos de la sociedad se condensen en una clase, que esta clase resuma en si la respuesta general, sea la incorporación de los obstáculos generales; se necesita que una determinada esfera social sea considerada como el crimen manifiesto de la sociedad toda, de tal modo que su liberación se considere como la autoliberación general. Para que una clase de la sociedad sea la clase de la liberación por excelencia, es necesario que otra sea manifiestamente su estado de sujeción”(10)

En efecto, si despejamos las implicaciones economicistas de la noción de clase, desplazándola por la noción de formación social, vemos como se va construyendo así la noción de antagonismo. Para que una transformación social pueda tener lugar, impidiendo el cierre de lo social, debe existir una formación social que ha quedado al margen de las fundaciones políticas de lo social, ser el crimen manifiesto, la condensación de aquello que la hegemonía de lo social no pude asimilar, pues pondría en movimiento transformaciones sociales que lo social no puede absorber sin que cambie radicalmente el estado que da constitución a lo social. La cadena de equivalencia se extiende al punto de formar un proyecto de bloque histórico, que pone en riesgo el equilibrio de lo social, existente, y al ampliarse las demandas de la formación social, que es el crimen manifiesto, también se transforma ésta internamente al extender las equivalencias. Por ello, no puede existir una cosa así como un esencialismo indígena, por el contrario, esta presunta esencialidad de los actores (creo que es un sesgo racista, de la colonialidad del poder) del proceso boliviano debe de ser capaz de extender su propio particularismo a tal punto que pueda ser inviertada en una universalidad, donde puede perder parte de sus manifestaciones básicas, cortando todo tipo de esencialismo determinista: es un crimen manifiesto producto de más de 500 años de luchas, tal como aparece en las líneas que abren la primera declaración de la selva de Lacandona de EZLN.

Se hace necesario aclarar entonces, que las condiciones de emergencia de las formaciones sociales antagónicas tienen como característica principal la pluralidad de la con-formación de su base. Las articulación de esta pluralidad de formaciones sociales está “sobredeterminada”; detengamos un momento sobre esta noción. La sobredeterninación es un concepto que proviene del psicoanálisis freudiano, e intenta expresar los caracteres de la relaciones sociales, cuando se articulan van construyendo redes simbólicas, ergo, las relaciones de articulación social son simbólicas; pero dejemos que sea Chantal Mouffe y Ernesto Laclau quienes aclaren esta expresión:

“El carácter simbólico -es decir, sobredeterminado- de las relaciones sociales implica, por tanto, que éstas carecen de una literalidad última que las reduciría a momentos necesarios de una ley inmanente. No habría, pues, dos planos, uno de las esencias y otro de las apariencias, dado que no habría la posibilidad de fijar un sentido literal último, frente al cual lo simbólico se constituiría como plano de significación segunda y derivada. La sociedad y los agentes sociales carecerían de esencia, y sus regularidades consistirían tan sólo en las formas relativas y precarias de fijación que han acompañado a la instauración de un cierto orden.”(11)

A lo largo del texto se ha hecho alusión a esta noción, cuando explicamos las nociones de relaciones de metonimia y relaciones de metáfora, sin embargo, no sobra explicar la sobredeterminación un poco más en detalle, ya con algunos elementos que se han venido sumando en el camino. Ya hablamos de las cadenas de equivalencia, además del carácter plural de la composición de lo social, pues el carácter de ampliación de una cadena de equivalencias, tiene como precedente la sobrederminación de la articulación social. Si el proyecto indígena boliviano se hubiera quedado en la demanda del reconocimiento del cultivo de la hoja de coca y no hubiera podido extender toda una serie de demandas, latentes tras el cultivo de la hoja, tales como la situación económica del campesinado boliviano, la estructura de mercado para el trafico de cocaína, y la denuncia del modelo económico neoliberal, seguramente no habría podido dar las condiciones de emergencia del proceso que llevó a Evo Morales a la presidencia, pues su lucha política podría haberse vista anclada en una determinante de la articulación de lo social, en su propio particularismo.

Es gracias al carácter sobredeterminado de las articulaciones sociales que estratégicamente ha ampliado su base determinada por una plural, es decir simbólica, como ellos han hecho visible su propia particularidad. Una expresión simbólica proveniente de estas luchas, podemos verla en la bandera wiphala(12). La sobredeterminación indica en últimas, que no existe una determinante esencial para la articulación social, no puede ubicarse tal en la topografía social. El uso que de ésta hacen Laclau y Mouffe es para criticar el carácter infraestructural determinante que hace el marxismo clásico, de las relaciones de producción en la conformación de lo social; con esro, del despliegue de la lógica explicativa de lo social que hacen ciertos marxismos, por el cual también determina tanto las condiciones del cambio social, como el campo de emergencia de los agentes de cambio por esencia: el proletariado.

“Las determinaciones no son, pues, no pueden ser, unilineales, ni unidireccionales. Y no sólo son recíprocas. Son heterogéneas, discontinuas, inconsistentes, conflictivas, como corresponde a las relaciones entre elementos que tienen, todos y cada uno, tales características. La articulación de heterogéneos, discontinuos y conflictivos elementos en una estructura común, en un determinado campo de relaciones, implica, pues, requiere, relaciones de recíprocas, múltiples y heterogéneas determinaciones.”(13)

Para finalizar, vamos a realizar unas pequeñas definiciones parciales a ciertas preguntas. Para tal fin, vamos a hacer alusión a las nociones lingüísticas de relaciones paradigmáticas y relaciones sintagmáticas. Éstas, como bien se sabe, son las coordenadas básicas de la estructuración de la lengua. Tenemos que las relaciones sintagmáticas se refieren al orden de estructuración del lenguaje: pronombre+sujeto+verbo+predicado, las cuales dan una coherencia comunicativa a los actos del habla. Las relaciones paradigmáticas se refieren a la intercambiabilidad de las palabras dentro de la estructura sintagmática: el+perro+es+grande; el+perro+es+azul; en fin. Tenemos así que un número finito de posibilidades de estructuración (sintagmática), puede generar un uso infinito de variantes sobre la estructura (paradigmática)(14). Cualquier cambio paradigmático cambia el sentido del enunciado, como también la introducción de un elemento sintagmático (por ejemplo, si agregamos o no una preposición, un pronombre vacío, una adverbio, etc,) puede variar semánticamente el mensaje. Lo que quiero resaltar mediante la utilización de estas nociones, es el carácter inestable de las articulaciones entre los modos de estructuración del lenguaje para las significaciones de un enunciado, las cuales inderectamente remiten a la relación entre sujeto y estructura.

El sujeto es la fisura de la estructura, in stricto sensu, la idea de “sujeto” dentro de una estructura no existe como tal, pues el carácter del sujeto comprende en sí la inestabilidad, la incompletitud y el fracaso de su formación como identidad fija y definida. Por lo tanto, si el sujeto es lo que construye una estructura, entonces, la estructura toma los caracteres constitutivos del sujeto. Al igual, la noción de sistema como tal no puede ser completada, como lo social, si ésta se cierra se hace positiva, se extingue lo social, dado que es la conflictividad y la inestabilidad lo que le da movimiento y sustento a lo que se nombra como estructura, así también cualquier tipo de articulación política dentro de ésta: la existencia misma de lo social. La propia existencia del sujeto está sujeta a la estructura en-estructuración, son los margenes paradigmáticos que puedan tergiversar la estructura.

La relación si bien es frágil, es constitutiva de las opciones políticas de transformación. Las articulaciones son, pues, la capacidad del sujeto de afectar a la propia estructura, como de que el sujeto sea afectado por el proceso de estructuración (ver Castoriadis constituido-constituyente). Nacer indígena aymara en la Bolivia de los años 70, aprender el idioma nativo como el castellano, sobrevivir a la pobreza estructural, ser cocalera o cocalero para sobrevivir, ser sindicalista, determina, en el sentido que le da Quijano a esta noción, una estructuración básica y contingente del lugar en el mundo, de su locus de enunciación, al cual estará sujeto en su constitución: es la articulación de lo social (constituidoparadigmático, constituyente-sintagmático). Pero a su vez, significa, potencialmente, ser la expresión del crimen manifiesto, la posibilidad paradigmática de apropiarse en la lucha política por la transformación de las condiciones de emergencia de su subjetividad, porque en Bolivia como en tantas regiones del mundo aun no se ha totalizado el campo de opciones de lo social. La lucha en la modernidad se da en términos de hegemonía,(colonialidad del poder) donde, hasta el momento, el cierre de lo social no ha sido posible, y esperemos que tal cierre no se produzca.


NOTAS

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1. Anibal Quijano. Colonialidad y clasificación social
2. Documental Cocalero http://www.cocalerofilm.com/home.sp.php
3. Relaciones de metonimia y relaciones de metáfora. En el libro Narrativa de la rebelión zapatista de Kristine Vande Berghe.
4. Un interesante ejemplo puede verse en la adopción de esta expresión frente al EZLN. Hablando de Beveyley sobre el proceso zapatista, dice la autora “El autor toma prestado el término deseo de Fredric Jameson quien lo utilizó para referirse a los estudios culturales. Jameson describió el 'deseo llamado estudios culturales' como el proyecto de construir un bloque histórico que formara la base de una nueva disciplina. En cuanto a lo real, según Beverley en la acepción que le dio Lacan significa lo que se resiste absolutamente a la simbolización, lo que provoca un fuerte efecto de desfamiliarización o incluso lo que cancela la idea de que una forma particular de expresión cultural pueda construir una representación adecuada de la realidad. En Otras palabras, Berveley opina que la rebelión de Chiapas ha causado un fuerte choque, tiene un efecto de enajenación y es difícilmente representable” Ibid.
5. Obviamente me refiero a la variante Zizekiana del real lacaliano. Otra forma de mostrar esto se puede realizar con la polemizada afirmación de Lacan “la mujer no existe”, cuando algo se resiste a la simbolización , se empieza a valorar y nombrase a través de los esquemas simbólicos propias del orden simbólico dado por quién intenta dar explicación a ese Otro. Frecuentemente el feminismo retoma este enunciado lacaniano para hacer crítica de un presunto "falocentrismo", sin embargo, ellas mismas se paran en una concepción de mujer que supuestamente debe existir o existe, cuando se es parte de las creaciones simbólicas de un medio machista que quiere definirlas. La “mujer” y el sujeto en general intentan evadir esa simbolización. Esta discusión puede verse entre Judith Butler y Slavoj Ziziek en Contingencia, hegemonía y universalidad.
6. Nótese que le estoy dando un carácter a este tipo de articulaciones, es mi propio a priori, mi locus de enunciación. Asimismo la definición de realidad puede relativizarse, porque ese constructo que se ha denominado realidad se constituye desde un lugar de enunciación que puede pretender ser deducido para otras formaciones sociales, por cuanto a la propia experiencia de su origen enunciativo.
7. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemonía y estrategia socialista.
8. Ernesto Laclau. La razón populista
9. Dada la alta taza de analfabetismo en algunas regiones del país y problemas con el manejo de la lengua castellana por parte de la población indígena, El M.A.S optó por realizar simulacros de votación antes de las elecciones generales en Bolivia, para muchos de los participantes en estas jornadas, los simulacros fue su primera experiencia en procedimiento de elección mediante el voto. Por primera vez, se ejercía para ellos el derecho de elegir a sus representantes, pero sobre todo de participar en las decisiones sobre el rumbo del estado Boliviano.
10. Marx, Karl. Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Introducción, la negrilla es mía. Este extracto se encuentra en Contingencia, hegemonía, universalidad, primer texto de Laclau.
11. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemonía y estrategia socialista.
12. La bandera wiphala de forma simbólica expresa la sobreterminación de las articulaciones sociales, esta bandera de origen aymara, ha sido datada recientemente, mas o menos en los años 70. Si bien, el origen y la misma forma de bandera, pueden desmitificar su carácter ancestral, no por ello deja de ser una expresión simbólica de las luchas de los campesinos e indígenas boliviano, esta bandera ha aparecido en manifestaciones sociales en Ecuador, Argentina, Paraguay, Chile y Perú. Lo que muestra que la relación metonímica ha podido extender, al menos simbólicamente, la lucha boliviana. http://www.katari.org/wiphala/wiphala.htm
13. Anibal Quijano. Colonialidad y clasificación social.
14. Esta relación nos recuerda la noción de Sobre-pliegue que explica Deleuze en el Libro Foucault, el capítulo Sobre la muerte del hombre y del superhombre.

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