RUMBOS Y QUIEBRES DE LO INTERNACIONAL: LA COLONIALIDAD UNA PERPECTIVA DE FUGA
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“Por ‘imaginario del mundo moderno/colonial’ debería entenderse a las variadas y conflictivas perspectivas económicas, políticas, sociales, religiosas etc. en las que se actualiza y transforma la estructuración social. Pero la incluye como el aspecto monotópico y hegemónico, localizado en la segunda modernidad, con el ascenso de Francia, Inglaterra y Alemania al liderazgo del mundo moderno/colonial (Wallerstein 1991a; 1991b)2
Entonces, la idea de las relaciones internacionales se ha asentado de manera más o menos efectiva sobre estas categorías, y parecieron ser consecuentes con lo continente en las relaciones internacionales, al menos por un momento en la historia; además de que su actividad sugiere que su accionar se realiza de similar forma. No obstante, la linealidad surgida desde esta concepción, está precedida y sugiere condiciones que dan lugar a la articulación de las relaciones bajo una apariencia simétrica y armónica, es bastante obscura. En efecto, tan sólo son categorías abstractas que más que atrapar la realidad de la relación humana, han servido para ocultar las relaciones de dominio y exclusión, pues no son más que una representación borrosa de contenidos tras las cuales se esconde la legitimación de dicha dominación y explotación en todos los aspectos que componen el desarrollo de la vida social y humana de la mayoría. Hablar de relaciones inter-nacionales puede parecer inverosímil desde este punto de vista, decir que éstas se dan en igualdad de condiciones y que la relación de fuerza de una nación, con su Estado, equivale a 0, se convierte en algo quimérico, carente de referentes.
El estado-nación
Más allá de develar lo que se intenta realizar mediante la utilización de los anteriores conceptos, de lo que se trata es de esclarecer cuáles han llegado a ser los mecanismos mediante los cuales ha sido posible constituirse, extenderse, mantenerse, permanecer arraigados y hasta naturalizados dichos mecanismos para la dominación a nivel mundial. Los esquemas interpretativos proporcionados desde el positivismo en el desarrollo de una teoría comprensiva de las relaciones internacionales se mantienen en la misma línea Estadocéntrica, siendo el Estado la unidad principal y primordial del sistema internacional. Pero el pedestal en el cual se colocaba al Estado-nación ha venido cayendo poco a poco, advirtiendo que, sin embargo, continúa siendo uno de los principales protagonistas en el escenario, y su ubicación en el plano teórico es indispensable, pues, aunque algunos sostengan que su desaparición es casi inminente, sigue estando ahí, no se le puede simplemente dar la espalda. Por ello, el enfoque que da prioridad al Estado fuera de los actores posee vacíos insalvables a la hora de querer elaborar teoría sobre las relaciones internacionales de la actualidad.
En estos momentos, al no haber un predominio de lo estatal en los marcos interpretativos de lo internacional, el lugar del Estado en las nuevas concepciones de lo internacional queda equilibrado o compensado frente a otros componentes de lo internacional, que han venido emergiendo en el curso de la segunda mitad del siglo XX. Así mismo gracias al panorama abierto después de 1989. También hay que aclarar que la misma noción de Estado desde esta teoría implica, a su vez, una sola forma de Estado, aparte como ya consolidado, por lo menos en sus definiciones básicas. Sin embargo, y atendiendo a la advertencia que hace Anibal Quijano, por lo menos en América latina, el Estado no ha logrado a consolidarse por completo, debido a la colonialidad del poder y al proceso histórico propia de la puesta en marcha de los proyectos modernizadores iniciados por los criollos. En América Latina jamás las relaciones sociales entre los grupos racializados llegaron a democratizarse como condición del proceso, como se dio en Europa occidental y en Norte América, para el establecimiento y desarrollo del Estado. Por tanto la situación del Estado como órgano capital de intervención social, simplemente se relegó y se subordinó a los intereses de los criollos europeizados,3 adoptando todos los contenidos y consecuencias que acarrea éste.
Con la anterior acotación empiezo a demarcar el camino de intervención de este ensayo. Lo desarrollado arriba sirve de apertura y de focalización de la idea que sustento. Empezando por hacer énfasis en que el Estado reviste especial importancia, pues a través de las concepciones que gravitaban sobre lo estatal es como generalmente se vieron influidas las teorías de las relaciones internacionales. El comenzar a delinear una línea de fuga frente a esta manera de abordar las relaciones internacionales, se constituye en un punto fundamental para poder recoger las críticas y posiciones otras que han venido emergiendo a lo largo de la reflexión propia del lugar en el cual hemos sido instalados: atravesados por la lógica del pensamiento homogenizador y hegemonizante de un tipo de modernidad, que además es colonial.
El quiebre de las lógicas dualistas, lineales, monotípicas y fonológicas debe estar acompañado por la apertura hacia nuevas formas de entendimiento, de pensamiento y de acción sobre la realidad. No basta exclusivamente con una claridad conceptual, mientras las prácticas sociales e individuales no conlleven a una forma diferente de relación con el otro, los otros, con la misma naturaleza y con sigo mismo. La ruptura total exige también unos marcos de visión panorámicos que no se empeñen en dar prioridad a uno u otro de los aspectos de las relaciones internacionales negando así otros. Por último, la historia y las herramientas historiográficas son esenciales para la construcción de tal empresa.
La importancia de la reconstrucción de la historia desde el pensamiento subalterno de América Latina en el sistema mundo moderno/colonial.
No es la historia oficial, no es el historicismo, ni tampoco las visiones históricas que han hecho énfasis en los aspectos que hacen de lado o impiden la formulación de nuevas historias, éstas que parten de los lugares y actores que han sido históricamente subalternizados. Es, por el contrario, la revisión crítica y analítica de la historia la que puede dar los elementos fundamentales de la construcción de una teoría nueva de las relaciones internacionales, no por lo nueva, en su acepción moderna, sino por diferente, por su capacidad interpretativa de los acontecimientos históricos que han afectado la configuración de los tiempos y de los lugares a nivel global. La reconstrucción histórica viene dada por la visión misma sobre el proceso histórico-social-cultural a lo largo del periodo de la modernidad y del ascenso del capitalismo como el modo de producción dominante durante ésta. De este modo se aprecia el valor de las historias, de la reconstrucción histórica y de la emergencia, sirviendo como operación de valor epistemológico, hermenéutico y crítico.
Las dimensiones de lectura de las relaciones internacionales se caracterizan porque en ellas están cruzadas los elementos que han dado las estructuras superficial y profunda de las actividades humanas, y de los mecanismos a través de los cuales se ha consumado el rumbo hasta la actualidad, entre cuyas particularidades se encuentra el proceso de afectación de la vida de cada uno de los seres humanos vivientes a escala nunca antes experimentada por la humanidad. Indudablemente, el análisis de las relaciones internacionales corresponde específicamente a una manera conceptual de interpretación desarrollada durante el siglo XX, a pesar que el término haya surgido en el siglo XVIII y que su desarrollo a lo largo del siglo XIX haya sido, en palabras de Paloma García Picazo, vulgarizado4. De ello entiende únicamente la relación entre los estados-nación ya formados, es decir, parte de la Europa occidental y quizá Estados unidos, sustentados en la soberanía. Por lo tanto, el desarrollo de las relaciones como se dieron excluían a los pueblos colonizados y no reconocidos como estados-nación, desde estas lecturas.
No obstante, es posible que las relaciones internacionales tal como han conducido su proceso deban conjuntarse a la modernidad, al capitalismo y por último a la colonialidad. Esta triada puede llegar a forjar y a ampliar el espectro interpretativo de lo que conocemos como relaciones internacionales. La justificación de la colonialidad dentro de un marco teórico de la interpretación de las relaciones internacionales, además de poseer un poder explicativo único, simultáneamente es la elaboración teórica más reciente, cercana y desarrollada, intentando construir una imagen no eurocéntrica y abierta de las relaciones internacionales. Por demás, la colonialidad inscribe el término raza dentro como concepto estructurante y de valor epistemológico de las relaciones internacionales desde hace 500 años. “Raza se convirtió en el primer criterio fundamental para la distribución de la población mundial en los rangos, lugares y roles en la estructura de poder de la nueva sociedad. En otros términos, en el modo básico de clasificación social universal de la población mundial.”5
La raza, como lo explica Quijano, es una invención que parte de la diferenciación que hace el hombre europeo occidental del hombre que se hallaba en América, por lo tanto, fue primero indio que europeo en la denominación racial, y por extensión se dieron diversos apelativos a otras culturas, las cuales desde allí pasaron a ser inferiores, anteriores y subvaloradas, cuya medida de civilización se da por grado de desarrollo moderno (ciencia, pensamiento, modos de producción, estructuras sociales e institucionales), del cual Europa es punto de referencia y el ejemplo a seguir.
Desde que América fue inserta en el circuito económico del mercado mundial como proveedor de los metales preciosos, haciendo transito en España y Portugal para el proceso acumulativo del sistema financiero noreuropeo, se comienzan a cimentar las bases de la configuración del sistema- mundo bajo el plano de trascendencia6. Sumado a esto, la obtención de capital en base a la mano de obra esclavizada originó que las estructuras de la división del trabajo internacional también estén atravesadas por la racialización. El hombre europeo occidental en este proceso es asalariado, mientras que los amerindios y negros se relegan a la esclavitud. De este punto es importante resaltar que, “a partir de América un nuevo espacio/tiempo se constituye, material y subjetivamente: eso es lo que mienta el concepto de modernidad… Desde esa perspectiva, es necesario admitir que América y sus consecuencias inmediatas en el mercado mundial y en la formación de un nuevo patrón de poder mundial, son un cambio histórico verdaderamente enorme y que no afecta solamente a Europa sino al conjunto del mundo. No se trata de cambios dentro del mundo conocido, que no alteran sino algunos de sus rasgos. Se trata del cambio del mundo como tal. Este es, sin duda, el elemento fundante de la nueva subjetividad: la percepción del cambio histórico. Es ese elemento lo que desencadena el proceso de constitución de una nueva perspectiva sobre el tiempo y sobre la historia.” 7
El proceso de recorrido de la modernidad posee, es mi argumento, cinco momentos con dos caras que reflejan, de una u otra forma, la articulación de la concepción moderna, el avance del capitalismo y la inscripción de la colonialidad, alternados todos ellos simultáneamente. Las relaciones internacionales como expresión global de las relaciones sociales del mundo como sistema a partir del siglo XVI se inscribe como moderna\capitalística\colonial, transversales a los cinco momentos de articulación. Pienso, que lo que planteo aquí no pretende ser novedoso, ni original, pero sí constituye, por lo menos para mí, los ejes transversales para una nueva interpretación de las relaciones internacionales, situadas ya no bajo el estado-nación-racional únicamente.
El efecto que produjo para el hombre europeo el darse cuenta que los límites del mundo estaban mucho más allá de lo que ellos mismos habían creído, cambió radicalmente la concepción del espacio; poco después, al verificarse la redondez de la tierra con el viaje alrededor del mundo por Magallanes, le hizo ver el límite, y llegar de nuevo a su punto de partida. Obviamente, esto mismo terminó por afianzar las representaciones espaciales del mundo encontrando sus límites. Se perdió el miedo a las aventuras míticas y, por tanto, las exploraciones marítimas de los europeos a partir de allí buscaban nuevas fuentes para la producción y la explotación. También sirvió para observar que no había ninguna otra sociedad o cultura mínimamente comparable a la suya. Este momento es el que denominó de exploración (punto cero). Cabe anotar aquí, que el proceso explorativo no terminó allí, por el contrario, creo continua hasta nuestros días, con algunas variantes, los viajes espaciales pueden llegar a ser prueba de ello; del impulso del especial y sorprendente afán de conquista, colonización, dominación y acumulación.
Al darse por sentada la superioridad europea se cimientan las bases del segundo momento, el proceso de conquista, exterminio y apropiación. En este momento empiezan a formarse las concepciones raciales, de división del trabajo, además de la reorganización territorial-temporal del mundo8. Durante este momento van a quedar sentadas las bases del amilanamiento de las fuerzas de resistencia, y será recordada como la época de mayor extermino y de la decadencia de cualquier vestigio de racionalidad sentada sobre la penuria de una cultura en la historia humana de manos de otros seres humanos, esto para los “indios” como para los “negros”. A partir de allí, estos procesos empiezan a direccionar el mundo a su acomodo, continuando al tiempo la exploración y la conquista. Este mundo creado se va extendiendo, logra hacerse más eficaz, mucha de su producción intelectual es más rica y profunda. Un periodo expansivo. África también es parte del proceso colonizador, parte de asía, y prontamente, con Oceanía se tendría control y dominio del ultimo continente. Además de estos los otros momentos estarían ligados, con la dominación y explotación ya mundial, conectado con el énfasis político-económico-ideológico. Y para finalizar, la reproducción-legitimación, ligado a la colonialidad del saber, esto es, la legitimación del proyecto mediante el conocimiento y las formas y categorías discursivo-institucionales hegemónicos, atrapando en su red a muchos mundos en uno.
Obstáculos y perspectivas de los análisis de las relaciones internacionales
La idea de las conjeturas anteriores, sin animó de hacer aseveraciones contundentes ni concluyentes sobre lo mencionado, es dilucidar las múltiples posibilidades de apertura en el debate de las relaciones internacionales, cuando se cruzan concepciones diferentes a la historia mundial o uni-versal, partiendo de un concepto como la colonialidad (en sus tres facetas: poder, saber y ser). Si a esto podemos sumar conceptos y categorías de análisis tan ricas como la geocultura, la interculturalidad y la trasnmodernidad, el marco interpretativo podría dar el cambio que propone García Picazo, del péndulo galileico al péndulo de foucault, en las relaciones internacionales. La inserción y el cruce teórico, debe hacerse cuidadosamente; es la cruz que significa tener a cuestas a la inseparable sombra que acompaña cualquier intento de salirse de su lógica: como tu sombra, siempre te acompaña y no te puedes despegar de ella, permanece allí aunque no percates su presencia. El encierro del círculo hermenéutico. En otras palabras, de no caer en la trampa de los errores criticados lo que se crítica.
En tal situación el cruce teórico entre las teorías poscoloniales y las teorías en relaciones internacionales, deben afrontar los retos de la constitución y fundación de los márgenes interpretativos. El pensamiento de fronterizo del sistema-mundo moderno-colonial-capitalista, debe sortear el control político del lenguaje9, del cual el lenguaje académico y mediático son sus mayores exponentes. Las concepciones que ven en las relaciones internacionales un sistema, organismo, una comunidad o una sociedad, pienso, pasan por alto la relación estructural y estructurante, generando un análisis superficial y coyuntural en las relaciones internacionales, pero que sin duda ayuda para sostener sus fines. La estructura profunda se encuentra cruzada por lo que hemos dicho anteriormente: la triada modernidad-capitalismo-colonialidad.
En esta perspectiva se ha llevado a cabo una apertura del debate teórico, pero a su vez los contenidos en las relaciones internacionales se han vuelto mucho más complejos; de una u otra manera se trata de responder a las situaciones desde las perspectivas que asumen el cambio en su base epistemológica. De manera tal que, la interdependencia de las relaciones sociales entre diversos territorios y culturas, puede compararse con la teoría del caos; el efecto de la mariposa puede tomarse como elemento de análisis de las relaciones internacionales medida por las dimensiones jerárquicas y asimétricas de la configuración del mundo actual. La liberación de la mujer europea significó la agudización de los mecanismos de control y de represión de las mujeres en las márgenes del sistema mundo.
La interdependencia en la estructura dominante-dependiente y hegemónica-hegemonizante entrecruzada y dimensionada por el poder, genera a su vez todo un estado de relaciones tendiente a una mayor integración. El mundo empieza a reducirse, los avances técnicos y científicos, en especial, los telecomunicativos y de transporte, han logrado ejercer sobre la vida humana una imagen global y sensación de cercanía con otras sociedades y culturales como nunca antes en la historia. Sin embargo, aunque en apariencia sean registrados dentro de una aproximación positiva de las relaciones humanas, pues estos elementos son los que han dado impulso en la ampliación de las redes comunicativas, con diversos objetivos económicos, culturales, etc. En verdad estas nuevas relaciones también revisten las características de sistema mundo moderno-capitalista-colonial. La integración humana dentro de los aspectos de una comunidad mundial dista mucho de pertenecer a una nueva forma de relación humana.
Los cambios, si bien, se circunscriben a unas realidades que han permitido la apertura de nuevos actores y grupos, es la dinámica misma del sistema la que parece también integrarlos dentro del juego de piezas del tablero mundial. Los procesos defensores del cambio deben observar el lugar que se ha ubicado para ellos en la partida por el dominio mundial. La observación que hace Guattari del capitalismo mundial integrado10, advierte que los procesos de dominación del capitalismo han venido afinándose como máquinas de producción semiótica. La pregunta es cómo hacer resistencia frente a un sistema que además de constituirse dentro de los marcos de la producción, se ha introducido en la vida cotidiana del ser humano, al punto de ir naturalizándose tales mecanismos; producimos para el capital hasta en los momentos de ocio. Frente al televisor produces para el sistema. El problema de raza no únicamente reviste un problema de color de piel. Ni la colonialidad es un aspecto supuestamente superado en las guerras de independencia.
Se desprende de esto que la construcción y constitución de las alternativas tienen un marcado carácter político. La confrontación con la unidimensionalidad hegemónica plantea una toma de posición crítica y contundente, que vaya abriendo una línea de fuga. La batalla contra la hegemonía se sostiene en muchos de campos, uno de ellos el conocimiento. Así las perspectivas de lectura, aquí apenas expuestas, sobre las relaciones internacionales dimensionadas y gestionadas, en especial, desde la llamada periferia del sistema mundo comprenden un carácter especial, por el hecho de haber empezado a cuestionar los modelos y visiones de mundo, la mayor de las veces, impuestas desde los “centros”; cuidándose además, en cada instante, de no internarse en el encierro que en ocasiones implica emprender tales propósitos, y cuya repercusión en la realidad constituye y determina las asimetrías culturales, sociales y de todo tipo entre unos pueblos y otros.
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NOTAS
1 Existe una gran literatura al respecto de la noción de Nación, empleo aquí lo que Anderson desarrollo en el libro Comunidades imaginadas. Como es expuesto en este libro no hay una única concepción de Nación, existiendo múltiples variables históricas y teóricas para denominar qué es una Nación como una invención moderna.
2 Tomado del artículo de Walter Mignolo, La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad.
3 QUIJANO, Aníbal. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina
4 García Picazo, Paloma. Las relaciones internacionales en el siglo XX : la contienda teórica hacia una visión reflexiva y crítica. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid. 1998
5 QUIJANO, Aníbal. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina
6 Para ver una discusión más amplia sobre el plano de trascendencia de la modernidad pueden se retemados los textos de Deleuze y Guattari en ¿Qué es la filosofía?, Negri y Hardt en Imperio y Santiago Castro Gómez en La hybris del punto cero.
7 QUIJANO, Aníbal. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina.
8 En este punto hay que hacer referencia del libro Enrique Dussel 1492 el encubrimeinto del otro, donde se hace un análisis a profundidad de la conquista española en América, incluso erótica del indio americano y de la mujer.
9 García Picazo, Paloma. Las relaciones internacionales en el siglo XX : la contienda teórica hacia una visión reflexiva y crítica. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid. 1998
10 GUATTARI, Felix. Plan sobre el planeta. 1991.
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